Revisiones

Revisión de traducciones en Madrid

La traducción es una actividad en la que es imposible asegurar una fiabilidad del 100%. Como en cualquier otro desempeño humano, hay siempre un margen de error inevitable. Incluso los mejores traductores tienen días malos, preocupaciones personales que afectan a la calidad de su trabajo o, simplemente, distracciones.

La traducción es una actividad con un fuerte componente creativo, y no hay dos traducciones iguales: cambia el contexto, la intención o el entorno cultural de las empresas o personas involucradas. Por ello es (y será) imposible conseguir una traducción 100% fidedigna realizada por un programa informático. Un ordenador no puede traducir por lo mismo que no puede escribir una novela o pintar una obra de arte. La inteligencia artificial es una entelequia ontológicamente imposible. Seguirá habiendo traductores mientras haya textos escritos por humanos y dirigidos a humanos.

Por tanto, dependemos del factor humano y nos enfrentamos a la posibilidad del error. Pero disponemos de herramientas que minimizan el impacto del problema.

En primer lugar, todos nuestros traductores tienen la instrucción de revisar su trabajo. Si el tiempo de entrega lo permite, la traducción se revisa al menos en dos ocasiones, con la necesidad de que transcurran 24 horas entre la finalización del trabajo y el proceso de revisión. Es necesario tomar distancia para que los posibles errores se muestren claramente. En definitiva, el traductor debe acercarse a su trabajo con ojos nuevos y espíritu crítico. La traducción es un oficio que exige humildad, prudencia y desconfianza: nunca se puede estar seguro de haber alcanzado la excelencia. El traductor más veterano nunca deja de consultar, de buscar una mejor respuesta.

Con posterioridad, y como un nuevo servicio que presta Tradux a sus clientes, un traductor licenciado tiene la función en exclusiva de realizar una última revisión a los trabajos antes de ser entregados. Con ello se asegura su idoneidad gramatical, lexical y que no haya errores ortográficos.

“Los escritores hacen la literatura nacional y los traductores hacen la literatura universal”